Estamos en una de las épocas del año más emocionantes y es la Navidad, el nacimiento de nuestro señor Jesucristo. Sin embargo, en los últimos tiempos, las fiestas navideñas han tomado un significado más comercial y menos espiritual.

Ese es el primer motivo para el cual la Asociación Silueta X a través del Centro Psico Trans, realiza por noveno año consecutivo un agasajo para niños vulnerables. El segundo es demostrar a la sociedad ecuatoriana, que nuestro interés es desmitificar la imagen de “que los niños/as deben estar alejados de los LGBT, porque después “se contagian de nosotros”. A su vez demostramos que este mito es solo la intención de alejarnos y hacernos creer a nosotros mismos que no somos dignos de tener hijos, sobrinos, hermanos o niños/as de forma general con nosotros. Junto a ICW Ecuador, una organización que trabaja en niñez y VIH, gracias a su apertura y abandono de prejuicios perjudiciales para ambas poblaciones, el apoyo de la Asociación Transmasculinos Ecuador y la Cámara LGBT de Comercio, hemos demostrado por noveno año consecutivo, que los mitos y prejuicios lo que hacen es separarnos de estar vinculados como hermanos y familia.  Para nosotros la Navidad es una época dedicada a la niñez, un tercer motivo de nuestras acciones. Por eso, nos esforzamos porque esta fecha sea lo mejor para nuestros niños. Conmemoramos nuestra vinculación y agasajos con niños que viven con VIH, con discapacidad y todo aquel que tenga algún tipo de vulnerabilidad que los coloque en un escalón mucho más complejo, que cualquier otro niño/a.

El Sábado 21 de Diciembre, conmemoramos esta fecha tanto nuestra, como la de niños en el Club de Leones de Guayaquil. Compartimos junto a ellos y sus familiares la oportunidad de tener un acercamiento, por lo menos una vez al año, con niños y niñas a quienes la sociedad ecuatoriana nos reprime e incluso acusa con miradas inquisidoras.

Nos hemos esforzado por dar lo mejor al grupo de niños que compartió con nosotros, pero sobre todo nos hemos llenado de ellos, de su felicidad, de su alegría, de sus sonrisas, en un mundo que no solo nos priva de darnos esto, sino incluso de que nosotros no lo reproduzcamos. Hemos dado, pero hemos recibido más. Nos llevamos esa alegría que quizás muchos de nosotros los LGBT, no encontraremos ni siquiera en nuestras propias familias, debido a la discriminación; y eso es suficiente para nosotros.